
Kaneko Miyuki, una sobreviviente de agresión sexual, recuerda que la policía se rió de ella cuando denunció su agresión cuando era niña en Japón. No se tomó ninguna medida y le tomó décadas aceptar el incidente. Al igual que ella, se han descartado las experiencias de agresión sexual de muchas mujeres japonesas. Alrededor del 95% de los sobrevivientes no denuncian el asalto a la policía, y casi el 60% nunca se lo cuenta a nadie, reveló una encuesta del gobierno de 2020.
Sin embargo, los cambios recientes en las leyes de delitos sexuales de Japón podrían alterar esto. El parlamento de Japón aprobó proyectos de ley que amplían la definición de violación, enfatizan el concepto de consentimiento, introducen una legislación nacional contra la fotografía explícita secreta y elevan la edad de consentimiento a los 16 años. Este progreso es visto como una victoria para los sobrevivientes y activistas, pero todavía hay mucho por hacer
Una reforma significativa enfatiza el concepto de consentimiento al definir la violación. La ley ahora denomina “relaciones sexuales forzadas” como “relaciones sexuales no consensuales” y amplía la definición de agresión para incluir a las víctimas bajo la influencia de las drogas o el alcohol, las personas con trastornos mentales o físicos y las que no pueden expresar resistencia debido a un shock o reacciones psicológicas.
Otros cambios incluyen elevar la edad de consentimiento a 16 años, establecer la preparación como un delito y criminalizar actividades como pedir imágenes sexuales a menores. Este es un hito importante, pero aún queda un largo camino por recorrer para los sobrevivientes y activistas que luchan por el cambio.
Este artículo es fuente y está escrito por AI.