
Lo interesante del documental no es solo lo que dice, sino lo que provoca
En 2012 se estrenó El Alcalde, un documental que no pasa desapercibido. Dirigido por Diego Enrique Osorno, Emiliano Altuna y Carlos F. Rossini, la película gira en torno a Mauricio Fernández Garza, exalcalde de San Pedro Garza García, un municipio conocido por su riqueza y seguridad. Pero este no es un retrato político común.
A diferencia de los documentales tradicionales, El Alcalde le da la voz al propio Fernández Garza, quien habla sin rodeos sobre su manera de gobernar. Expone sus ideas con total franqueza, dejando claro que está dispuesto a usar métodos poco convencionales para mantener el orden. No se esconde, más bien parece disfrutar mostrando su lado más polémico.
Lo interesante del documental no es solo lo que dice, sino lo que provoca. Nos hace cuestionar qué tanto se justifica romper las reglas con tal de lograr resultados. ¿Hasta dónde debe llegar un líder para proteger a su gente? ¿Vale todo en nombre de la seguridad?
La película no da respuestas ni toma partido. Solo muestra una realidad incómoda y deja que el espectador saque sus propias conclusiones. Fue precisamente esa postura la que generó polémica en México tras su estreno, al poner sobre la mesa los riesgos de confiar en figuras de autoridad que actúan fuera de las normas establecidas.
El Alcalde también tuvo impacto fuera del país, mostrando que este tipo de dilemas no son exclusivos de México. El deseo de seguridad frente a la amenaza del crimen es algo que muchas sociedades comparten.
En resumen, este documental no es solo una mirada a un personaje controversial, sino una invitación a reflexionar sobre el poder, la legalidad y lo que estamos dispuestos a aceptar para vivir en paz.