
El reciente apoyo militar de Corea del Norte a Rusia en su conflicto con Ucrania ha desatado una serie de tensiones inesperadas en Asia Oriental. Pyongyang, uno de los regímenes más aislados y autoritarios del mundo, ha incrementado su apoyo a Rusia de manera significativa. No solo ha enviado armamento, sino que, según The Times of London, casi la mitad de las municiones utilizadas por las fuerzas rusas provienen ahora de Corea del Norte.
Este respaldo no se limita a suministros bélicos. En octubre, la Casa Blanca confirmó que Kim Jong-un ha dado un paso aún más allá: ha enviado miles de soldados norcoreanos para apoyar directamente a las tropas rusas en Ucrania, un gesto que eleva la cooperación entre ambos países a niveles inéditos. Esta estrecha relación entre Pyongyang y Moscú ha desatado preocupación en China, el tradicional aliado y principal fuente de apoyo económico de Corea del Norte.
Beijing ha comenzado a reaccionar ante la creciente cercanía entre Corea del Norte y Rusia. Los funcionarios chinos temen que Rusia gane más influencia sobre el régimen de Kim Jong-un, lo que podría desplazar a China en su tradicional papel de principal apoyo de Pyongyang. Según los analistas Lee Hee-ok y Sungmin Cho, “la alianza con Rusia ha molestado a China, que ha sido el principal respaldo de Corea del Norte durante décadas”, señalando que Beijing ve con inquietud el estrechamiento de la relación entre ambos países.
Como respuesta, China ha comenzado a redefinir su estrategia diplomática en la región. En mayo de este año, Beijing organizó una cumbre trilateral con Corea del Sur y Japón, un evento que no se celebraba desde hacía cinco años. Esta reunión de alto nivel se dio en un contexto de creciente preocupación por la influencia rusa sobre Corea del Norte. Pocos días después, y coincidiendo con la visita de Vladimir Putin a Pyongyang, China celebró una reunión de seguridad con funcionarios surcoreanos en Seúl, la primera de este tipo en casi una década.
Este giro estratégico sugiere que China está abriendo nuevos canales diplomáticos con los rivales históricos de Corea del Norte, como una manera de equilibrar la creciente influencia de Rusia en la región. El acercamiento entre Beijing, Seúl y Tokio refleja el temor de China de perder su posición dominante sobre el régimen de Kim Jong-un, mientras que la cooperación entre Corea del Norte y Rusia continúa ampliándose a un ritmo alarmante.
En resumen, el apoyo militar de Corea del Norte a Rusia no solo está redefiniendo las dinámicas de poder en la península de Corea, sino que también está alterando los equilibrios diplomáticos y estratégicos en toda Asia Oriental.