
Este miércoles, la Casa Blanca informó que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió prorrogar los aranceles que había impuesto a los productos provenientes de México y Canadá.
La medida afecta a los bienes cubiertos por el Tratado México-Estados Unidos-Canadá (T-MEC), y se toma después de que la moratoria original, anunciada en marzo, llegara a su fin. Aunque no se especificó el tiempo de extensión ni los motivos detrás de la decisión, la Casa Blanca destacó que la medida evitará la aplicación inmediata de aranceles adicionales a productos clave de estos dos países.
A comienzos de marzo, Trump implementó un arancel del 25 % a las importaciones de acero y aluminio provenientes de México y Canadá, pero acordó una pausa de un mes para los productos cubiertos por el T-MEC, lo que incluyó desde productos agrícolas hasta partes de automóviles y maquinaria.
Sin embargo, al vencer el plazo original, muchos temían que Estados Unidos comenzara a aplicar estos aranceles, lo que podría haber tenido repercusiones significativas para el comercio y la estabilidad del tratado.
Afortunadamente para ambos países, el presidente estadounidense decidió no aplicar los aranceles, lo que tranquiliza a los mercados y a los sectores industriales involucrados.
En paralelo, Trump también reveló una nueva serie de aranceles a decenas de países, fijando un gravamen mínimo del 10 % sobre diversos productos. Además, introdujo una tasa adicional para aquellos países considerados como «peores infractores» por sus barreras comerciales.
Entre los países afectados por esta nueva política se incluyen varios de América Latina, como Argentina, Brasil y Chile, a quienes se les aplicará el arancel mínimo.
Lo que llama la atención es que ni México ni Canadá aparecen en la lista de países a los que se les impondrán estos nuevos aranceles, lo que subraya el esfuerzo de Trump por no afectar aún más las relaciones comerciales con sus dos mayores socios.
No obstante, las importaciones de ambos países seguirán sujetas a los aranceles del 25 % establecidos para el acero y el aluminio, además de un impuesto del 10 % para el petróleo y gas de Canadá. Estos gravámenes continúan elevando el costo de ciertos productos y materiales, afectando la competitividad y las relaciones comerciales en la región.