El legado de Jenni Rivera continúa intacto a trece años de su fallecimiento, ocurrido el 9 de diciembre de 2012, cuando la aeronave en la que viajaba sufrió un desplome que conmocionó al mundo de la música. Su presencia sigue viva entre sus seguidores, su obra y los homenajes que se mantienen vigentes.
Sin embargo, este aniversario volvió a poner sobre la mesa un tema incómodo: las dudas que persisten en torno a la forma en que murió.
Durante la presentación de su libro Tragos amargos en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, Lupillo Rivera abrió una conversación profunda sobre el impacto que dejó la tragedia en su vida y las interrogantes que, asegura, todavía lo acompañan. Según el cantante, existen detalles que nunca han encajado con la versión oficial del accidente.

Lupillo confesó que, tras la noticia del fallecimiento, atravesó momentos de gran oscuridad en los que recurrió al alcohol como refugio. Reconoció que no fue la mejor decisión, pero también que cada persona enfrenta el duelo de manera distinta. Aseguró que salir adelante fue posible gracias al apoyo de amigos cercanos y líderes religiosos que lo acompañaron en ese periodo crítico.
El intérprete también recordó conversaciones con personas que estuvieron presentes en el lugar del siniestro, quienes habrían observado situaciones que no coincidían con la explicación divulgada públicamente. El cantante aseguró que estos testimonios lo llevaron a cuestionar si realmente se trató de un accidente.
En su obra, Lupillo incluye fragmentos de información y fotografías que, asegura, permitirán a los lectores formarse su propia opinión. Reveló además que hubo detalles que prefirió no compartir con sus padres para evitarles un sufrimiento mayor. Entre ellos, mencionó grabaciones en las que supuestamente el piloto expresaba su negativa a iniciar el vuelo, y una presunta insistencia desde la torre de control para que el despegue se realizara sin demora.

Aunque afirmó que no puede señalar a un responsable ni asegurar categóricamente que Jenni fue víctima de un acto intencional, enfatizó que los datos que conoce lo han llevado a sostener una profunda inquietud sobre lo ocurrido.
Lupillo también recordó el emotivo momento en que recibieron los restos de la cantante, ya embalsamados y colocados en una urna pequeña, que él mismo trasladó en caravana hasta una capilla en San Nicolás, Nuevo León, para una ceremonia íntima.
A pesar de las heridas que permanecen abiertas, el legado de la artista continúa fortaleciéndose. Recientemente se lanzó La Gran Señora – Banda, una nueva versión del álbum de 2009, regrabada con arreglos frescos que respetan la esencia de la intérprete. El proyecto se presenta como un homenaje vibrante a su trayectoria y al impacto que Jenni dejó en la música regional mexicana.
